domingo, 13 de enero de 2013

De vez en cuando la vida nos da pequeñas alegrías, que nos ayudan a sobrellevar los numerosos sinsabores que nos visitan. Hoy voy a hablar de esto, de cómo he tenido una pequeña victoria en mis relaciones como comprador.

La campana extractora de humos de la cocina falló. Yo soy de los que casi siempre intento reparar las cosas antes de llamar al técnico o de comprar otras nuevas. Por eso me viene bien tener algunos conocimientos de elctricidad y electrónica. Después de desmontarla y hacer varias pruebas, llegué a la conclusión de que es el motor. La búsqueda de repuestos por internet y por teléfono resultó infructuosa, así que me resigné a comprar otra campana.

Por cierto, la campana que ha fallado es de la marca CATA y modelo TF-2003 60 BLANCA/A. Sólo ha durado dos años y medio, lo cual me parece muy poco para un artículo como este que no sufre tanto esfuerzo como otros motores (lavadoras, etc.). Si puedo, evitaré comprar esta marca en el futuro. Era una campana que  nos puso el seguro cuando se quemó la anterior (un pequeño incendio doméstico). Por supuesto, era nueva cuando la instalaron.

Buscando una campana nueva, miré varios modelos por internet, buscando algo de bajo precio, ya que la economía doméstica no da para más.

Luego miré en Alcampo de mi ciudad. Vi una campana de aspecto tradicional, marca S&P y modelo HP-60 Blanco. Observé que tenía 2 motores, lo cual le daba una importante capacidad de succión.
Hay que decir que estas campanas son tremendamente sencillas y parecidas por dentro. La mayor parte de las diferencias en el precio se basan en el diseño, los materiales usados (las de acero inoxidable son más caras), si tienen uno o dos motores y si los filtros son permanentes (láminas de aluminio) o desechables (una especie de tela fibrosa). Pero la tecnología detrás de cada campana es bastante básica y similar. Algún fabricante intenta destacar ofreciendo también un nivel sonoro bajo, pero mi experiencia me dice que generalmente los bajos niveles sonoros están relacionados con una baja capacidad de extracción.
La campana estaba expuesta y costaba 54€. Me pareció un precio muy asequible, así que me decidí a comprarla con la idea de que, si me duraba dos años como la averiada, ya se habría amortizado. Por tanto, la encargué.

Cuando llegué a casa busqué el modelo por internet para ver las características (los datos que mostraba la etiqueta del precio de la tienda eran escasos). Entonces me di cuenta de que el modelo que me habían pedido no era el de dos motores, ya que este modelo tenía el añadido 'Bi' en su denominación:

HP-60 Bi Blanco

Al día siguiente llamé a la tienda para aclarar este tema, ya que yo quería el dos motores (pero con el precio que habían puesto). No conseguí que me cogieran.

Un día más tarde acudí por la mañana y me dirigí a la zona  de electrodomésticos. Estaba otra empleada (la compra yo la había hecho por la tarde y había hablado, por tanto, con la empleada de ese turno) y le expliqué la situación.  Revisó los modelos en el ordenador y me dijo que la que yo quería costaba 80€, puesto que efectivamente el cartel con el precio estaba equivocado de máquina.

Yo sabía que, según la legislación española, si una empresa comete un error al poner el precio a un artículo, debe respetar este precio al cliente que lo desee comprar (hasta que puedan cambiar el precio). Ese era mi caso.

Así que le pregunté si me iban a respetar el precio. Me dijo que iba a consultarlo 'con su jefa' y se retiró. No sé dónde fue pero no tardó más que un minuto. Regresó y me dijo:

- ¿Así que quieres el modelo HP-60 Bi Blanco?
Yo quedé un poco sorprendido de que no me hablara del precio y la pregunta era retórica ya que sabía que ése era el modelo que yo había reclamado.
- Sí -le contesté. Y proseguí: - ¿Me vais a respetar el precio?
Entonces ella asintió (y yo respiré aliviado).


Tenían que anular el pedido anterior y volver a pedir el modelo correcto.

Conclusión: voy a tener una campana de 80€ por 54€. Y también: no hay que dejarse llevar por la pasión hacia un modelo del que nos hemos 'enamorado', sino mantener nuestra posición y conocer nuestros derechos para exigir que se nos respeten.

¿Qué habría hecho si no me hubieran respetado el precio menor? No lo sé. Seguramente, no habría comprado ese modelo ni en ese comercio. Y habría hecho publicidad negativa del comercio entre mis conocidos y en este blog.

También podría haberla comprado al precio que me pedían y luego demandarles en la OMIC (Oficina Municipal de Información al Consumidor) para tratar de recuperar la diferencia en el precio.

Ahora, cruzaré los dedos para que funcione bien y dure mucho.

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